Buscando lo posible, Laura.

Se acerco mi mano hasta el confín lejano,
y tus besos que volaba tras las mariposas,
En el santuario de la herida,
Minuto que pasa vives querida.
El cadáver del verso que paso,
En los cementerios de las poesías,
Dime que falto, dime que sobro.
He tomado una copa de vino,
En una cantina cualquiera,
No matan mis penas.
Se acercó tanto a la prisión el beso,
que ya no pudo más el pobre preso,
Y se escapó más, con rápido giro.
Lo que espera saber de mi, dame tus alas.
Leo tus labios y te tengo,
Como tu mirada me quema.
Son tus besos hoguera.
Es como un cuento, es como el viento.
En tus pasiones y delirios,
Quiero amanecer sin treguas.
Nadando en las aguas,
de la corriente de tus ríos.
Aún siento tus caricias,
De la cabeza a los pies.
No me canso de tanto amarte,
Que mi boca sedienta,
No puedo olvidar tus besos,
Que me devoran sin parar,
En mi cama queda tu olor,
y en mis labios tu sabor.
Yo no puedo olvidarlo,
Si en mi oído, aun siento tu aliento.
De embriagarme de tus sonidos,
De estrangular los latidos.
Sucumbiendo ante tus ansias,
El despertar mi guerra.
De los placeres y el gemido,
Quiero amanecer,
Buscándote de nuevo.
Que mi cuerpo vuelva a temblar.
Cuando amarrado al tuyo,
Reclame tus sudores.
Y se incruste para siempre.
Sembrado por tu cuerpo.
Tu locura, tu osadía.
Lograr que tú lance,
Me torture con su filo,
Como una daga, el sacrificio.
De mis pudores, mi angustia,
De poseerte sin sosiego.
Que me arrancas con tus besos,
la pasión más escondida.
Cuando llegas y te quedas,
Cuando busco tus latidos,
Cuando sales y regresas,
Y posees mis sentidos.
Buscando lo posible, Laura.
Entre lo imposible vivido,
Y te quedas a mi lado,
Extenuada, ya rendida.