UN BESO DE FUEGO

Huerto fértil son tus manos que brotan azules

de los profundas raíces arraigadas en la tierra,

nutridas de minerales y lluvias copiosas.

Te abres frágil vástago con esplendor de luces,

como un gigantesco capullo hija de las violetas.

Te vas elevando tallo de tul impregnada de aromas

sobrevuelas diminutos pueblos y alegres aldeas,

secreta pluma , ave campanaria, planeas con lilas celosas.

Dame los otoños de tus labios arrebolados

primaveral hoja, reverdecer de ternura salvaje,

las arcas de tesoros crepusculares atiborrados

nos visten de lunas, regiones de diademas y esmaltes

Somos la cintura del espacio ambulante

roturando la piel vamos educando el tacto.

Compás de surco en los canales horadados

anegado paso del agua en sonar fragante.

Lumbre que asoma tras la raja del tronco

sueltas flechas bajo el iridiscente arco cósmico.

Navegamos rocíos de estrellas movedizas

vistiéndonos de horizontes sobre meandros del cauce,

el lecho en corriente nos oferta regalos tópicos

y entre esteros la mirada es abierto espacio que persuade,

a llevar el mandato hasta el infinito de los días

el fuego del beso erguido en los labios

y los dedos de hiedra entrelazados.

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