Qué harás. ahora que tu vida es espesa,
y te sientes presa de mis ojos.
Ahora que estoy lejos,
ya no escucharás mi voz
ni decirte frases lindas,
que te llegaban de pies a cabeza.
Ahora, ya no leerás mis poesías
que tenía escritas para ti,
y aquellos pensamientos
que nunca más escribí.
Sólo es cuestión de hablarle al viento,
y al lamento de nuestro cenit.
Ahora, qué te queda hacer corazón,
sólo pensar en mí. aunque
con otro estés,
sólo llorar en la soledad. recordándome.
¿Qué te queda? ¿Llorar…?
si ya todo lo has sufrido,
y los recuerdos más bellos,
los dejaste conmigo.
Entonces. ¿qué te queda recordar?
qué te queda.
Cuando beses a otro, sentirás sus labios,
cerrarás los ojos pensando que soy yo,
yo, sin darme cuanta me pregunto:
¿Qué haré sin ti ahora que no te tengo?
Todo lo que me queda
es sólo tu recuerdo.
Igual que a ti
solamente el mío.
Irónicamente, nuestros recuerdos
están en polos opuestos.
Sólo nos queda esperar.
Aunque me quede por siempre escribiendo,
amaré esa ilusión de espera que desespera,
mas todo se va yendo,
menos la fe y el recuerdo.