Vientos de Santana

Han llegado los vientos del norte

Los vientos de Santa Ana;

Vientos huracanados, tenebrosos y sombríos

Aletazos de tierra y agua que

Encrespan y baten el agua del mar

Formando anchurosos crespones

De color naranja en la lejanía.

Con coraje y mucha rabia invaden

Del campo y la ciudad, de cada morada

Cada resquicio, cada oquedad

Impunes braman y barritan sobre la noche

Desgajan árboles, derriban postes

Arrastran almácigos, hojas, hierba

Despedazan techos, lámparas, anuncios

Barren con la justicia y la injusticia

Todo lo arrollan e impelen por igual.

Garganta que se desgarra

Desde lo profundo del espacio y el tiempo

Jirones que fluyen hendiendo la heredad se vuelcan

Veloces en rinoceróntica y trepidante carrera

Embisten y rugen como mil locomotoras

Envuelven las calles y el campo de soledad.

Hacen temblar las estructuras más sólidas

Masacran, rajan,aplastan

Fluyendo de nuevo por los caminos y senderos

Por calles y callejones, días y noches

Que parecen eternos con su siniestro ulular

Aúllan en la noche y en día

¡No hay descanso!

La luna se oculta temblorosa, pusilánime

El sol apenas presta una claridad misericorde

Vientos, vientos de la noche lóbrega

Vientos del día sepulcral

Vientos, vientos de Santa Ana

¡Déjenme en paz!