Tumbado en el aposento,
de aquella alcoba,
donde se jadeaba tristeza:
yace su cuerpo…
En la plenitud de su edad…
Y con la mente lúcida
recitaba frases,
que desde su talento,
agolpaban en su mente sagaz…
Tinieblas de verano,
con sus párpados entornados,
contempla estrellas infinitas
que colgaban desde su balcón,
haciendo guardia a su mirada,
de su desahuciada enfermedad…
Se perciben coros de ángeles,
entonando la Quinta Sinfonía.
Latidos de corazones,
agolpaban los pechos,
de familiares que asediaban…
De pronto se produce el desenlace…
Cigarras entonan intensas canciones
y una lluvia de estrellas
iluminan el firmamento,
escribiendo en el aire:
-Se ha marchado un poeta… Mecha Foderé