La saeta

Al redoble de tambores

entre sonar de trompetas

plegarias, suspiros, llantos.

Suena de pronto una voz

rompe el silencio un “quejio”

y se escucha una saeta

que vuela cortando el aire.

Es el cantar de una tierra

en esos días vividos

con grandiosa devoción,

la santa semana de pasión.

Ya se acerca el Nazareno

doliente su Madre Santa

calle arriba va a su encuentro,

bajo el peso abatida

de la pena incontenible

que oprime su corazón.

¡Alguien canta una saeta!

En su andar la Macarena

arranca flores al viento

que recogen los cofrades

con esmero hacen con ellas 

un gran trono, el mas hermoso,

a la Madre del Señor.

Las calles huelen a incienso

y a la cera de los cirios

que portan los penitentes

con una inmensa emoción.

¡Al pronto una saeta!

Unos lloran, otros callan,

ocultando van su rostro

con capirotes morados,

recordando con fervor

de Cristo, aquella pasión.

Y de nuevo ¡una saeta ¡

Por los barrios y avenidas 

procesionan al Señor,

se revive con ardor

el recuerdo de un horror,

de la injustica tremenda

que ha tiempo aconteció.

Dando paso a un gran dolor,

fue la entrega mas grandiosa

en aras de un gran amor.

Tradiciones de un pueblo

vividas Año tras año, 

es el calvario de ayer

que aun se recuerda ogaño

con piadosa devoción

y una marcada emoción.

¡ay, bonito fuera pensar,

al amanecer de nuevo,

después de resurrección,

termina Semana Santa!

Con tristeza se contempla

que aun perdura hoy

en la absoluta pobreza 

en esa hambruna que mata

en la guerra que devasta

en el odio que nos muerde

y el rencor que nos devora,

en el perdón que no llega

en tanta falta de amor.

¡Suena otra vez una saeta!

MG ¿?-04-2010