Y quiso el destino

Y quiso el destino que mi vida

fuera yerma con un dejo de tristeza.

Del amor no he tenido la tibieza

que anhelaba como luz siempre encendida.

Todas las flores me privaron de su perfume,

no tuve alegrías ni días pródigos de amor,

las mañanas me negaron su calor

y el hogar estuvo ausente en mi regazo.

Es que la dicha me fue privada al acaso,

y no supe de festivales de alegría.

No creo que toda la culpa fuera mía,

el destino me ofrendó mala jugada.

Mas me queda esta pasión desenfrenada

por la vida y resisto su embate.

Aún queda esperanza agazapada,

no está en ruinas mi alma ilusionada.

Sé que días alegres siguen a otros negros,

días en los que la tristeza no me abate,

y recopilo de amor cándidos versos

con la ilusión de que en mí aún anida

la ansiada búsqueda de la felicidad

que se ha mostrado casi siempre tan esquiva.

Nadia Estelaniz