Vuelvete hacia mí!

Vuelvete la espalda a cubrir con mis deseos
en el ánfora ardiente de esta noche pasajera,
y en la procaz situación alrededor de tus anhelos
cambia tu caricia y recorre mis praderas.
Señora de nadie, que rechazas el instante
de volver a amarte donde nadie lo crea,
valoras la inquietud de mis horas distantes
donde quedan presentes tus múltiples primaveras.
Vuelvete hacia mi cuerpo que ansia tus derroches
para saciar la plenitud austera de tu vientre,
en la lejana perpetuidad que abriga esta noche
el regalo que eterna nos una para siempre.