Diluculo radiante

El cielo, vestido de rojo radiaba
te provocaba a deleitarte de mì
no amanecìa, era de madrugada
y corriendo te acercaste felìz.
Las hojas, con el aire se mecìan
iba naciendo el dilùculo
pero todavìa no aclaraba el dìa
y hacìamos el amor sin escrùpulo.
La luz de la naturaleza, fuè despertando
dejando atràs al perìodo nocturno
las tinieblas se fueron disipando
mientras nosotros seguìamos en turno.
En esa fase del lòbrego ambiente
aprovechàmos varias veces la ocasiòn
para entregarnos con amor ardiente
y el clima fresco, le diò un rico sazòn.
Llenamos nuestros cuerpos, con abundantes besos
respirando la serenidad del flamante dilùculo
y emitimos deliciosos y fuertes acezos
llegando juntos al descomunal pinàculo.
FANTASÌA