Verde era mi mundo y sin embargo,
el tinte rojo apareció en un día
cegaron los flashes mi ojos y el letargo,
permanece dentro, muy dentro todavía.
Verde era mi mundo y la cobardía
paseó las noches de miedo y del espanto,
ocultando rostros que veo sin valía
y manos grana que me tocan cada tanto.
Verde era mi mundo y el fusil del atropello
me vistió de rebelde sin saber aún de la vida,
en aquella adolescemcia donde todo era tan bello
me atraparon los odios que aún hoy, no me olvidan
Verde era mi mundo y la pasión lejana
me llevó despacio a destruir mi entorno,
el despertar furioso de cada mañana
encontrando el vacío de mis seres sin retorno.
Verde era mi mundo y me alcanzó un día
para saber que sangre era tal vez una constante,
que aún permanece, herida por herida,
y no se aleja de mí por un instante.