Del estío al otoño

Que ausente y remoto,está el tiempo del recuerdo,
el momento de la adolescencia.
Los pies descalzos,hudiéndose en arena caliente,
de estar tendido con el cuerpo ardiendo al sol.
Esa época , cuado los sueños eran como pájaros,
que volaban al alcance de las manos.
El tiempo de plasmar los sueños y disfrutarlos.
El momento de la fascinación,
del desafío hacia nuevas aventuras.
El de los destellos de luz,
en las burbujas, en espuma como lágrimas de mar
y en los granos de arena como lágrimas de rocas.
El espacio del tiempo,
donde conseguíamos sorprendernos cada día,
donde las horas nos descubrían,
con la mirada distante, extendida, hacia donde, el cielo besa el mar o viceversa.
Esos fugaces momentos,
cuando pretendíamos, dejar eternamente,
nuestras huellas grabadas en la arena mojada,
que se llenaba rápidamente de agua salada
y nuestro pensamiento,quién sabe ,
en que estrella o lugar distante,
mientras se colmaba de imaginación nuestro ser.
Hoy muchos años después,me gana la añoranza,
en las románticas brumas del atardecer,
construyendo el recuerdo entre montañas,
como pretendiendo curar las heridas de la mamoria
Sin la frescura de la brisa marina,
golpeándome suavemente el rostro.
Pero sí con la bocanada del aire ,
caliente del norte, me duele la ausencia.
El tiempo,la fatiga y las dudas asolaron mi vida.
Esta buena vida que viví,para llegar a esta calma
que hace derramar lágrimas, pero por dentro.