Tumbado en la gramilla, suena el amor, desde su cuna de esmeraldas.
Arriba, mil suenos plateados lo acompanan.
Le recuerdan, los globos de la infancia, entre el fragor de la lucha.
Que lejos del onirico presente,
su pais de grillos encantados!
Aquella ciudad de girasoles,
y ensuenos transparentes.
Porque no la vemos?
cuando nuestras manos estan a un milimetro,
y la tersa superficie,
aguarda el aletear del pajaro negado.
Sus bellas flores,
dificilmente alcanzaran las nieves.
Pero no moriran, cada uno de sus petalos,
regalara al mundo, un abanico de policromia inigualable.
Oh! poder regresar a ese pais,
por un instante siquiera,
beber el sol, la menta del aire dulce.
Mirar el lago quieto,
espejo de aguas mansas.
Cortar las frutas y retornar de nuevo nino.
Para decir adios y dormir.