El pobre JC tenía un padre invisible
y una madre adúltera
con la escusa más inverosímil
que haya escuchado ningún cornudo,
pobre carpintero crédulo.
JC cambió el mundo,
la locura y la mentira
a veces pueden hacerlo.
No era feo su mensaje,
todo sea dicho,
amor para todos,
igualdad,
lástima que sus secuaces
hayan tergiversado todo durante siglos,
creando una estupida religión a través de ello,
lástima que todo sea un negocio,
que vuestras iglesias sean como McDonald's,
simples franquicias.
Los creyentes no entenderán que yo no crea,
pero yo sí los entiendo,
es triste asimilar
que todo acaba con la muerte,
que después no hay nada,
que el final es el mismo para
el asesino,
para el loco,
para el ladrón,
para el rico,
para el vagabundo,
para el bueno
o para el malo,
cielo e infierno,
metáforas antiguas
para lo que no sabían explicar.
Pobre JC,
no se sentiría muy orgulloso de lo que creó,
si pudiese verlo
se odiaría.
Sí JC,
hoy celebramos tu llegada al mundo,
y lo hacemos comiendo y bebiendo
hasta rebentar,
no hay nada para tus pobres,
tu representante en la Tierra
se sienta en un trono de oro,
en el fondo no JC,
no conseguiste cambiar casi nada,
casi 2014 años
y todo sigue igual de delirante. . .