Indagué en el tiempo por mis antepasados,
en cósmicos orígenes, de genealogía vana
buscando una identidad a mi presente.
Parecían trascendentes los legados del pasado:
almas ya santas, otras tal vez en desconciertos,
ancestros cercanos, conocidos por mí
como mi abuela de adorado recuerdo.
Otros más lejanos y por genes
idénticos en rostro, gesto y nombre.
Algún otro que rebela mi interior por mi recuerdo,
todos con vidas ya vividas e inconexas con mi ser.
Pero de todo mi linaje, el más cercano y más amado,
en su prodigiosa y natural sabiduría
fue quien liberó mi alma del dilema absurdo:
“No mires tanto hacia el pasado –dijo-
que no es allí donde te encuentras.
Sólo mira hacia adelante,
hacia tus hijos… dónde vas a perpetuarte”
Me lo dijo… y allí miro.
Publicado en "De la espera a lo esperado" 2011