Antes de cruzarte en mi camino,
cabalgaba sobre planicies solitarias
y te dibujaba en los horizontes lejanos.
Antes de imaginarte en la distancia,
taciturno merodeaba
por los senderos más tristes
y, del ocaso que los cubría,
rompía su silencio.
Antes de palpar tus huellas
que serenas evaden al viento,
ahogaba mis tristezas en anhelos,
a veces te susurraba mis secretos
y ese viento celoso
se robaba mis palabras.
Cuando te ví pasar
latente y risueña
por mi lado,
me figuré que eras un sueño.
No te vi cruzar aceras desteñidas,
pero te proyectaste
en los espejos del tiempo;
ahora tu mirada traslúcida,
traspasa diáfana,
mi añoranza que esperándote se queda.