La flor nos estimula con su belleza.
Es halagador observar desde la planta,
sin despojar de su savia que lo sustenta,
así conserva su natural pureza.
En un rincón conservo un jardín,
el vergel cuido con esmero y cariño,
incita a mi vida, ese sagrado aliño
cuando muestran los coloridos sin fin.
Esas flores, le ofrezco a mi amada,
Para que disfrute de esa beldad natura,
ella se apasiona, revelando su ternura
al apreciar cada ramillete, coloreada
por los rayos del sol esplendoroso.
Verla feliz, es un regalo muy hermoso.