Yo con interés escuchaba
a un viejo sabio que contaba
una antigua leyenda que decía:
En tiempos remotos existía
un manantial donde brotaba,
sin cesar, agua que curaba.-
Escondida en lejanos bosques
de abedules, encinas y robles,
entre rocas, el agua transparente
se deslizaba muy lentamente,
al hacer un pequeño remanso
llegaba hasta una hendidura,
que tenía forma de herradura
y desaparecía por encanto.-
Un joven y apuesto caballero
llegó maltrecho al riachuelo,
sangraba y viendo el agua bajar
se quitó la gruesa cota de malla
para lavar la herida de su cara,
cual fué su sorpresa al notar
que el agua la cicatrizaba
y con rapidez se evaporaba.-
Al volver contó lo sucedido,
pero nadie pudo encontrar el lugar
dónde el agua brotaba sin cesar,
quedando el manantial en el olvido.-
(Enero 2014 - JOMCI)