Si volvés, no me expliques nada.
Deslizá tu boca sobre mi cuello
y dejá que el deseo hable primero.
No quiero razones,
quiero tus dedos encontrando el sur de mi piel
como si nunca te hubieras ido.
Volvé con el peso de tu cuerpo rompiendo mi espera.
Hacé de mi cama un altar,
y de mi espalda,un territorio conocido.
Mis muslos no te han olvidado.
Tu nombre sigue ardiendo en la curva exacta
donde termina la razón.
Si volvés, te dejaré beber de mí,
como si fuera agua después del desierto.
Y yo me entregaré sedienta,
abierta, plena, sin reservas.
Porque aunque la ausencia me lama las heridas,
mi alma te sigue esperando
con las piernas entreabiertas y la fe intacta.
Porque no sé amar a medias,
ni esperar con las manos quietas.
Y si no volvés…
seguiré deseándote en cada sueño,
tocándote como si fueras real,
amándote como sólo ama quien ha sido poseída por el fuego.