Porque eres así, tan dulce y tierna,
no castigue más de esta manera
muchacha de luna y de primavera,
que no serás miel de mi luna eterna.
Aquí lejos oculto mis llantos y cobardías,
cuando me dijiste; soy una tonta,
la que al oír tu voz llorar se apronta,
como la niña inexperta que tú conocías.
Digo cobardía; pues no quiero que sepas,
que yo más lloro, al hablarme así,
sentí, que aun te quiero con frenesí.
Por mostrarme maduro y capaz,
sigo ocultando mi amarga derrota.
Solo un cobarde así se comporta.
Autor: Alcibíades Noceda Medina