Ya no somos los mismo

Ya no somos los mismos
los que ayer entre sueños,
con estrellas regamos
los jardines más ínclitos.
los vocablos de historia
arsenal de memorias
que entre balas cruzadas,
nos dejó tan heridos.
Con el pecho ofrecido
desafiando a la muerte,
y quizá si esta suerte
de febril combatiente
pasa raudo y ligero
de la risa al silencio,
del misterio insoluto
al gran gozo completo.
Ya no somos los mismos
los que ayer fuimos ronda
acabada y perfecta,
perfección en la forma
solo somos dos besos
olvidados y yertos,
bajo el cielo de enero
o el otoño dispuesto.
A escribir con sus hojas
sus quemantes heridas,
más si no eres gravilla
ni madura espiga.
No te tornas harina
ni pan apetecido,
que galopa transido
casi siempre fenecido,
hacia nubes de gloria
donde queda impresa
tu huella naciente
en alguna memoria.
Ya no somos los mismos
los que ayer inocentes
entreabríamos puertas
de algún modo silente,
hoy gritamos transidos
de amor infinito
y es el viento que lleva
este amor por los siglos.