No necesito aceptar
pasar el resto de mis días contigo,
si ahora comprobé
que esta historia
no tendrá el final
que siempre esperé.
Se demuestra en pequeño
lo que se es en grande
y tarde o temprano
sé que terminaré por engañarte,
pues ese es tu deseo.
Me lo repites en broma
y en serio,
día y noche,
noche y día.
De veras,
podría amarte y ser solo tuya
en cuerpo y mente.
Pero de nada servirá
porque mi engaño es lo que más deseás.
Tal vez no sos conciente
que los deseos sostenidos continuamente
en tu mente,
tienden a materializarse,
lo lamento pero no quiero lastimarte.
Así como había decidido amarte,
hoy
irrevocablemente
he optado por retractarme.
Soy la dueña de mi destino,
de mis deseos,
de mis sueños.
Vivo por fé.
Espero siempre lo bueno.
En eso somos completamente distintos,
como la A y la B.
Mientras no enfrentes tus fantasmas,
tus temores
y te olvides de compartir
tus insegurides,
sin buscar cómo eliminarlas por completo,
no serás mi hombre perfecto.
Tomate tu tiempo.
Saná tu mente y tu alma
y si a caso debemos estar juntos,
lo haremos.
Eso tenélo por seguro.
Por ahora no me busqués.
Sé que en estas circunstancias
no podría hacerte feliz
y tampoco vos a mí.
No sabés cómo me duele escucharte.
Aunque querrás disfrazar tus delirios
de sonrisas,
siempre capto la ecencia.
No me llamés,
no me busqués.
No servirá de nada.
Lo que dije estando en tus brazos
fue sincero,
pero realmente lo de hoy
ya fue suficiente.
El amor perdona todo,
es cierto,
pero el sabio vé el peligro
y se aparta de él:
vos querés una mujer que te sea infiel.
Te dejo libre para que la busqués.