Yo creía.

Yo creía en la gente, en su honestidad y su palabra. Creía en los sentimientos y su pureza. Yo creía en un estilo de vida. Con valores y principios. Con amor y compromiso. Creía tanto que viví presa de mis creencias y con ellas viví años. Hoy compruebo que el ser humano es imperfecto, que no siempre actúa de corazón, que el ego y la mezquindad abundan. Creí que dando lo mejor de mí sería recíproco. Abrí mis ojos y mi corazón se cerró. No hubo lágrimas. Ni lamentos. No hubo reclamos. Es triste comprobar que los sueños son vanos. Qué nadie puede dar lo que no es. Yo creía y ahora creo en mí y veo que mi vida es una perla en el mar.