Quiero soñarte como ayer, amada,
dulce mentira de mis años idos,
más que con mis sentidos, con el alma.
Quiero traer a mi memoria el limbo
de los suspiros y los besos todos
que impresos se han quedado y adheridos
como deseos, como fantasías,
como tatuajes en mi piel dormida.
Quiero evocar aquellas esculturas
de tu cabello suelto que caía
como cascadas orgullosas, densas
sobre tu espalda donde todavía
han de quedar los restos de mis manos
acariciando de tu talle el cielo.
Aún sonríe y late todavía
tu fiel sonrisa, puerta de la gloria
y llegan por igual a mi memoria
tu perfume de flor, tu voz de niña
que hacen crecer por dentro las mareas
como un murmullo de mis desatinos
y aún tus ayes rozan mis oídos
erizando mi piel. Cierro mis ojos
y retengo mi aliento. Crecen dichas
igual que manantiales sustraídos
de las entrañas mismas de tu pecho.
Quiero soñarte como ayer, ahora
en estos pleamares de mis ocios
al coro de delicias desatadas
en múltiples imágenes batientes
sobre el atardecer de mi abandono.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC