Todo es bello a tú alrededor, Señor
pero hay tanto por hacer…,
esta guerra inútil ¿por qué, Señor?
Tú tierra se llena de sangre en vano,
Por este afán de que. ¿de qué, Señor?
Tú, que eres poderoso
haz presencia en su causa.
Que nuestra muerte llegue,
no intencionadamente.
¡Esas gentes!, ¡esos ángeles tuyos!,
¡No más persecución!
que ancle el entendimiento,
que no haya fanatismo,
que te alaben pero sin guerras vanas.
Sígueles sus pasos por la realidad,
realidad del vivir en paz, sin odios.
Que sean libres, vacía rencores,
que puedan llevar en sus pensamientos.
Que nada se interponga en su corazón,
solo tú, Señor Nuestro.
Se Tu el huésped que rehaga sus vidas,
embriagando su sed.
Bendice las familias que perdieron
a sus seres queridos.
Que reine la paz en todos nosotros.
A Coruña, 8/01/2009.