Al fin pude saborearte, cual deliciosa manzana
tomándome todo el jugo y comiendo hasta la piel.
Como hiciera Adán y Eva su pecado capital,
probando el fruto prohibido y arrojados de su hogar,
deslizándome en tu cama,ayer,empecé a pecar.
No puedo justificar mi grandioso atrevimiento,
pero manzanita tierna. me robaste hasta el aliento,
siendo tu aroma tan dulce y tu pulpa dura y firme
quisiera poder morderte, después, ya podrás irte.
Lo siento mucho cariño, pero no puedo creer
que te deba abandonar,
antes de a tí acostumbrarme
y empezar luego a llorar.