Somos hijos de Dios y del pecado,
ese, que alguien causó por negligencia,
arrastrando al dolor y a la carencia
en la tierra al buen hombre, al ser humano.
Somos hijos de Dios y hemos estado
sin moral y con falta de conciencia,
lastimando e hiriendo sin clemencia
al que con gran amor, brinda su mano.
Somos hijos de Dios y me he espantado
al sentir del amor inapetencia,
al no dar a quien amo, la indulgencia
regalando de mi lo más insano.
Dios me dijo que el hombre es perdonado
porque brota en su amor benevolencia.
Yo soy bruta, Señor. Mi inteligencia
no me deja vivir y vivo en vano