La noche nos has traído la paz y, en él estamos juntas.
Cumplida la jornada. ¿A donde vamos? donde más te gusta.
Sin palabra asentí, las sonrisas y alegrías en los dos es, sí.
Ya no bastan las manos, hay más que sus labios carmesí.
Al fin solo, ajeno del mundo, también de nuestros entornos,
Vamos despojándonos de las prendas, para el placer arcano.
El lenguaje del placer ya son los chasquidos de los besos,
tiemblan los dos cuerpos, se aman y se desean en excesos.
Como Dios a ha de vernos estamos fundidos en la cama,
en la exaltación me repite miles de veces que me ama.
Recorro la hermosura de su cuerpo, que está ante mis ojos,
nos besamos todos, más de besarla, muerdo sus labios rojos.
Sin que espante mis manos, acaricia la voluptuosa manzana,
con que placer, abro la fresca fruta de mi amada lozana.
Su entrega es total ya puedo besarla donde se me antoje,
disfruto y poseo el manjar de los dioses, sin que se me enoje.
Nuestro vientres es llama y fuego ya estoy dentro de ella,
culminamos viendo con los ojos cerrados asteriscos y estrellas.
Estamos en la pequeña gloria, donde todo pierde conciencia,
es el placer transitorio sin manual, pero es divina ciencia.
Autor: Alcibíades Noceda Medina