La patria a veces duele

La patria nos duele
a veces cuando a lo lejos divisas algún horizonte
que se parezca al que te alumbró alguna mañana,
nos duele
cuando la nostalgia me imagina cosas vividas
a lo lejos
en un rincón de la tierra que te vio nacer.
Nos duele cuando
asumimos estar frustrados aquí o allá
pasado y presente en tertulias o pesares
entre amigos,
nos duele cuando la soledad nos acompaña
y con ella el deseo de volver,
ojalá sea para revivir eternamente.
Nos duele cuando
a veces hierve en nuestra piel un sentimiento indescifrable
no una definición,
nos duele cuando el sentimiento
define un estado de ánimo
que mina tu devenir...
ojalá un instante.
Nos duele cuando
la libertad de expresar a nuestra patria
nos confunde con la falacia
del bienestar presente,
nos duele
a veces no entender
que la resignación nada
tiene que ver con la utilidad.
Nos duele cuando
sin quererlo trocamos un concepto
con el dogma de la afiliación,
nos duele al percibir que
sin prejuicios aceptamos la verdad
de pertenecer a ella.
Aún así creemos en un dogma
en aquél que nos conforta sabernos
de algún lugar de ésta ecósfera,
nos duele cuando reconocemos
sabores de costa, sierra o selva
colores rojos, blancos y símbolos
muy respetados de nuestra nación.
Nos duele
porque afloran recuerdos de nuestra infancia,
del hogar, los padres, el barrio...
los afectos,
nos duele cuando nos actualizamos
con alguna noticia de aquél pedacito
de universo al que no dejo de ensoñar.
Nos duele muy fuerte
cuando a veces precisamos
como el aire.... un elemento-fetiche
de aquél santo lugar,
nos duele cuando olemos,gustamos,
oimos, vemos y sentimos en la piel
y el corazón el sabor a Perú.
Nos duele porque finalmente
he comprendido que
aquí-afuera se vive al país
con la intensidad no predicha ,
nos duele saber que un pedacito
de piedra o un grano de arena
huele al mar de Grau pródigo de vida.
Nos duele el Perú
aunque a veces intente negarlo
no puedo porque dentro de mi
y en mi intuición de la vida misma.