“Dos Sombras y El mismo Destino”

~El viento grita su furia loca

En las dobladas copas

De los arboles castigándoles la piel

Con su látigo frio y cruel

Y su voz como un lamento

Que sale de su congelada boca

Hiriente, agudo y punzante

Como un negro y maldito tormento

Gime con un chillido espeluznante

En las gastadas chapas arrumbadas

En la vieja cabaña del Mendigo

Donde puede verse reflejada

Por la ventana rota y gastada

Una tenue luz en su humilde morada

Pequeña flama que el viento

Sin piedad apaga en cualquier momento

Para llenarse de sombras, oscuridad

Silencio, viento y soledad.

Antes que las sombras me encarcelen

Y se adueñen de mis pensamientos

Me encierren tras las rejas de tormento

Junto a la negra oscuridad

Y me castiguen los recuerdos

Quemándome por dentro

Antes de implorar un poco de piedad

Prefiero el látigo del viento

Que me azote la lluvia y la soledad

Sin rumbo y sin prisa, el Mendigo se va.

Camina por la noche

Con un silbido entre los diente

Más que un silbido

Es un dolor hecho gemido

Camina solitario el Mendigo

Tras las huellas de la nada

Por el bulevar de las esperanzas perdidas

Las calles oscuras y enmudecidas

Por los silencios inundadas

Los sueños y las quimeras olvidadas

Se guarecen en las sombras

Bajos los techos de chapas oxidadas

De las casas que en silencio

Contemplan el paso de unos pocos

Que más cuerdos, parecen locos.

Al final del viejo bulevar

Sin cantero ni vereda

Como un monumento olvidado

Cubierto de enredaderas

Con su corteza marcada

Por el viento despiadado

En medio de la nada

Se encuentra el viejo árbol mayor

Por unos pocos venerados

Y por muchos olvidado.

Ya no le quedan hojas

Y sus ramas no dan una sola flor

Si habrá visto parejitas

Que tomadas de la mano

Frente a él pasearon su Amor

Solo tiene un nido abandonado

De un par de palomas torcazas

Que le hacen frente al viento

Que gime en los tejados

De la antiguas casas.

Mi viejo amigo

Ancestral testigo

De nuestras solitarias vidas

Yo te saludo con respeto

Viejo roble blanco de los abetos

De largas barbas blanquecinas

Viejo faro que ilumina

Tú sombra como una luz

Alumbra nuestras vidas

Para que nuestros sueños queridos

NO encallen en los arrecifes del olvido.

Ya me despido

Hasta siempre querido amigo

Se viene el amanecer

Trayendo consigo la mañana

Y el ardiente sol

Que todos han de padecer

Para que florezca un nuevo día

Y algún perro vagabundo

Descanse en tu sombra su fatiga

Con un plácido sueño profundo,

Las calles aún están vacías

Pronto se llenaran con su trajinar

Y la gente indiferente en su andar

A tu lado en silencio han de pasar

Sin escuchar tus consejos

Humilde Ser, Tan sabio como viejo.

El viento arrastra sin piedad

Unas nubes pequeñas como un pañuelo

Por el inmenso cielo

En su celeste claridad,

Yo me vuelvo sin prisa

Y al acariciarme una suave brisa

Trae en su fragancia

Perfumes de nostalgias

De épocas que han pasado

En silencio y callado

Me voy cavilando en mi memoria

Que aquellos tiempos eran mejor

Pero hoy tan solo son historia.

Dos leyendas olvidas

El Mendigo y su Amigo

Perlas del mismo rosario

Párrafos del mismo glosario

Ambos siguen con su destino

Son huella y camino

Tinta y Poema

En un viejo papel

Donde estampan sin querer

Alegrías y Penas,

Dos Notas consonantes

Que no tuvieron lugar

Por su triste sonido discordante

Que al sonar como un doloroso suspiro

Escribe el viento al pasar

Sobre el antiguo papiro

De la nostálgica partitura

De la noches más oscuras

Concierto de soledades y locura

En Do Mayor

Sinfonía de tristezas en Do menor

Por el Maestro Director

Llamado El Viento

Dueño del Silencio y del Tiempo.

Mario Anónimo