¡Oh, amor! río sagrado de la vida;
¡Oh, amor! maldición del paraiso;
herencia de la Eva tentadora,
que doblega al hombre con su hechizo.
No eres tú mujer, la vencida,
eres la Amazona vencedora;
no eres la esclva conquistada,
eres la reina conquistadora.
Tu eres una batalla de todos los días,
de todas las horas, de todos los momentos;
ante tí siento mis fuerzas perdidas,
tu cercanía es para mí un tormento.
Eres, la voz de la tentación,
que despierta en mi ser, el deseo;
eres, cual libidinosa visión,
que domina en absoluto mi cerebro.
jucar 18-11-12