Tu que sabes...
del dolor que nos oprime
y nos hiere en sentimiento,
que nos une y nos redime,
al sentir el sufrimiento.
Que gozamos nuestro amor,
como aquel que agoniza,
un mañana sin temor,
que en su lecho visualiza.
Si aún viviendo compartimos
y entregamos el placer,
que en un cuerpo nos fundimos,
ni la muerte hará vencer.
No me impide el deceso
de mi cuerpo al yacer,
pues aún después de muerto,
yo en ella viviré.
De este amor que tu tuviste
en mis manos conservé
y al dejarlo construiste,
un jardín que yo cuidé.
Aunque en ella viva y muera
en sus brazos quiero estar,
conseguir que aún latiera,
más mi vida al despertar.
Si comprendes lo que digo,
que el silencio a mi se llega,
lo que tu dejaste amigo,
en mis brazos hoy se entrega.
Es mi afán de amor eterno,
que al morir lo sentiré,
seguiré por no perderlo
y aún muriendo gozaré