Un político ingresó
a la "unidad de quemados"
de conocido hospital
y a los médicos pidió
sus intensivos cuidados
para que fueran curados
su nombre y reputación
y su dañado historial.
Los médicos, asombrados,
le tuvieron que aclarar:
-"Aquí atendemos quemados
por infaustos accidentes,
no curamos presidentes,
ministros ni diputados
"quemados" por negligentes,
deshonestos, imprudentes,
arbitrarios, prepotentes,
corruptos y descarados".-
El político salió
francamente preocupado:
-¿Quién me quita lo "quemado"
en mi carrera?- pensó.
-¡Necesito estar "curado",
completamente aliviado,
limpio ya y reivindicado,
en la próxima elección!-
Eduardo Ritter Bonilla.