La condena de mi suerte se alienta sobre papel,
es libertad que me regala el tiempo de ahora.
La pluma alarga mi mano y llega en ajeno anaquel,
donde poeta perpetuó historia para mi libre hora.
En mí se libra letra condenada por absurda
humana decisión, alimentando ego sin juicio.
Palabras plácidas deseo que leyendo aturda
mis oídos, antes que mueran en regla de vicio.
Se nos da vida, del mundo majestuoso somos parte.
Captura el artista de Dios, con símbolo lo plasma.
¿A quien pertenece las grandes obras ahora hechas arte?
Es del Hacedor, Él es inspirador desde el alma.
Somos grandes si miramos nuestra insignificancia.
Nada atribuyo mío de los que en mi mente aflora.
soy del Ser, y a Él le corresponde ésta, mi breve instancia.
Si hay conciencia hasta el vuelo del pájaro se valora.
El todo es del todo. ¿Acaso soy dueño de algún verso?
Es de Dios el milagro que se me infiltró y lo escribo,
tal vez lo que escribo es plagio, sin que sea perverso,
nunca premedito ninguna frase, solo percibo.
Todos los que escribo ya fue escritas anteriormente,
en otro sentido, sin relación, para otro epílogo.
Si puede ser aprovechada lo que surgió de mi mente,
mi poema es del mundo. Es para corazón amigo.
El señor de los fierros
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