Sentado bajo una sombra, allí me quede dormido,
Y con la brisa que hacia , salí soñando contigo;
Se me allego a la cabeza que éramos matrimonio,
Y fruto de nuestro amor, nos nacieron doce hijos.
Nueve salieron varones y las otras son tres hembras,
Pero reunidos los doce , lo que son , una condena;
Yo me mate trabajando para que fueran decentes,
Y le pague los estudios de nada valió mi gente.
Porque dos ,estudiaron leyes, y se hicieron abogados,
Y cogieron el camino de aquel de apellido Font;
Brincaron a un partido y saben cual fue el asunto,
Que en vez de ser hombres buenos, surgieron ser dos corruptos.
Yo pensaba que las hembras pudiesen salir mejor,
Y por culpa de dos de ellas, tuve que ir a prisión ;
Pues le pague buenas bodas, para verlas ser feliz,
Y engañaron los maridos con dos tecatos de aquí .
Dos de los otros varones, estudiaron medicina,
Y terminaron con puntos de droga en las esquinas;
Ya me quedaban cinco los que vi con esperanza,
Y dos no se dónde andan, no los veo hace semanas.
De estos tres que ahora nombro, uno salió homosexual,
Y se papea los machos detrás de La Catedral;
Entonces ya quedan dos que me cuentan que son pillos,
Son los mejores que están ,por siempre estar escondidos .
Por fin creí ver la gloria, con la hembra que quedaba,
Pues me trajo la noticia que ella quería ser monja;
Y yo hasta la aplaudí y le di el visto bueno,
Y ayer me fui a la misa, y saben que hacia el cura,
Metido en el confesorio, chupándole las toronjas.
¡Carajo! Menos mal que desperté y todo fue tan solo un sueño,
Que malo es soñar contigo, pero doy gracias a Dios;
Que no tuve que matarte, si algún día descubría, que tu eras una puta, y me habías pegado cuernos.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita