A veces me escondo de ti
cuando nace el día,
entre las montañas.
Me huele el corazón
a habitaciones cerradas
pero viene corriendo tu olor
a cubrir mis agujeros.
No existió jamás
línea divisoria
entre tus manos
y las mías.
Ni complicidad igual
en tu espalda.
Nunca te eché de más
en los caminos hasta tu cuello,
siempre de espuma agridulce.
No te queda otra
que ser mi plan B,
y para mí, tu boca
un lugar
donde recomenzar el infinito.
Alguna vez
nos reanudamos en la piel
y puede ser que otra vez
tengamos ganas de saltar,
sin red al vacío de esta historia.
O puede ser
que mis pantalones cansados
no le den ni diez minutos
a tu despertador destartalado.
O puede ser
que esta madrugada lo piense
y decida
que no me he cansado de tu pelo
que siempre fue para mí,
escalofrío, desvelo,
pecado entre los dientes.
Tal vez ya es tarde
para escribirte nada
en estas hojas,
arco roto desde hace tiempo.
La vida no se detiene
Y tus manos de huracán no avanzan
por duro que suene,
en este desierto no nos quedan
más batallas que librar.
"Lo peor del amor es cuando pasa, cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos"