Ciudadano del mundo
y hermano de todos,
respetuoso de la vida
y de las Leyes del Creador.
Amigo de la franqueza,
de la paz y la nobleza,
sempiterno enamorado
del Amor y la Mujer.
Coleccionista de sueños
y sembrador de esperanzas,
juez de mis propias andanzas
y custodio de enseñanzas
valiosas, hoy como ayer.
Navegante, con mis versos,
de los "mares" de este mundo;
romántico vagabundo
en un plácido atardecer.
Precario sobreviviente
en esta lucha por la vida,
con el alma agradecida
por todo lo recibido
y aquello que aún me falta,
a futuro, por conocer.
Transito por el presente
con arrugas en la frente,
el ánimo más paciente
y una paz ya permanente
en lo profundo de mi ser.-
Eduardo Ritter Bonilla.