Aunque tengo los años contados
ahora tengo más tiempo que nunca;
lo vivido por mí en el pasado,
la experiencia que he acumulado,
me ha enseñado paciencia y cordura.
Cada cosa llega en su momento,
cada paso debe darse a tiempo
y son absurdas las prisas, las dudas;
el lenguaje de las circunstancias
se compone de palabras mudas.
Es por eso que no me preocupan
la soberbia, la burla, el desprecio
que me muestran la jauría de lobos,
pretendiendo la vida enseñarme
con sus ímpetus burdos y necios.
Yo soy ave de antiguo plumaje
(cada pluma, ganada a conciencia)
que remonta, triunfante, su vuelo;
no me alcanza la turba salvaje
dominada aún por la impaciencia,
que me mira pasar, desde el suelo.-
Eduardo Ritter Bonilla.
21-02-2004.