He abandonado los sueños
tras de una ruina polvorienta.
He despertado y no oigo nada.
No hay voz mas extraña
que la tuya,
ni canción mas ajena ni mas querida
que la dicha,
pero no, no puedo escucharla.
Quisiera con todas las ganas
abrazarte, de sol a sol,
y con la luz acariciándote,
o escribirte sin que me odies.
Ya sabrás compañera de antes
lo que no supe decirte,
lo que me aqueja y atormenta
como una garra.
Una maldita distancia
que se aleja si mas me acerco.
Detrás del silencio
que hoy es mas silencioso y austero,
hay una copa, un beso, un corazón.
Una bienvenida al adiós
en mis labios
que quise darte la ultima vez.
Y hoy soy mas solo, mas uno
y no dudo que de toda la alegría
que me diste,
solo me queda el recuerdo.