La noche te inunda de oscuridad,
tu cuerpo adquiere las proporciones del silencio,
las proporciones de la desnudez del agua,
del viento.
Eres frágil y vaporosa, casi invisible,
y sin embargo tu cuerpo está a mi lado,
como un mar en mi pecho,
como las gaviotas volando entre mis cabellos
y agitándose en las olas nocturas incesantes.
Puedo sentirte
en mi cuerpo, mis huesos son tus huesos,
no hay medida que no podamos compartir
pues compartimos la boca,
el sexo,
el corazón;
compartimos la sensación de soledad
y no estamos solos,
estamos en un instante de la eternidad
llenando con nuestras vidas ese lapso fugaz
que es placentero porque termina,
porque se apaga al segundo de haber sido,
porque explota como una bomba colocada en medio de un mercado
barriendo con todo en su potencia oscura.
Y yo me pregunto qué es todo este escándalo
qué es la noche tatuándose en tu cuerpo
escribiendo palabras que no existen aún.
Qué es amanecer contigo
otro cuerpo suplantando mi cuerpo, otra sombra,
otros ojos que me observan engullir un pedazo de pan,
unas manos cálidas que luchan
y no logran batirme porque están conmigo.
Qué es todo este instante azul, esta oscuridad inmensa
que me envuelve y me enamora