Que bello es verte dormida
en los amaneceres de mis años,
tal vez con modos extraños
de acercarme hasta tu vida,
que de tanto en tanto mis heridas
te acechan con desengaños
mujer que a tus pies se arrodillan
mis etapas de ermitaño.
Olor jazmín y el aroma
de tu piel en mis silencios
cuan eterna peregrina
de este mundo que no entiendo,
de esta acera que se inclina
a cada paso de tus vientos,
que me digan que aún mañana
la sinopsis de tu cuerpo
atravesaría cuan lozana
los halos de mis recuerdos,
de cada pétalo su esencia
de cada tallo, su momento.
Y asi imaginarte impresionista
volcán, fuego y aditamentos,
que me digan lo contario
que a una impronta me suelto,
Ay visión del ilusionista!
que a tus constantes me doblego.
Que no me importan los quienes
sino tenerte en mi guarida,
la mas bella de mis sueños
mujer de aires ya sureños!
Pero que hermoso, es verte dormida.