Cómo suena en mi alma la idea,
de una noche completa en tus brazos,
diluyéndome todo en caricias,
mientras tú te me das muy despacio.
Qué infinito el temblor de miradas, que vendrá en la emoción del abrazo,
y qué tierno el coloquio de besos,
que tendré estremecido en tus labios.
Cómo sueño las horas azules,
que me esperan tendido a tu lado,
sin más luz que la luz de tus ojos,
sin más lecho que aquel de tu abrazo.
En la mística voz de tus rasgos,
notas tristes, alegres y hondas
que unirán tu emoción a mi rapto;
oh la noche regada de estrellas
que enviará desde todos sus astros,
la más pura armonía en reflejos,
como ofrenda nupcial a mi canto.
Almaviva