Lanzo el corazón a la aventura,
junto al sentimiento y la sonrisa,
e inicio a la distancia mi andadura,
tranquila, sin cargas y sin prisas...
Y entre mis horas quietas y dormidas,
en descanso de prisas y temores,
me vuelvo mariposa escurridiza
entre la dulce fragancia de las flores...
Vuelo entre risas de niños juguetones,
un niño hermoso, pecoso y muy travieso,
brincando astutamente entre balcones
me atrapa entre sus manos, me da un beso...
Y me quedo prendida a su regazo,
en la sutil caricia de su abrazo...