Quisiera ser tus mañanas, entrar por
tu ventana, cantarte como un jilguero,
ver tu despertar risueño.
Ser tus noches y con luz de luna brillar
en tu cara, cuando cierres tus ojos, sigilosa,
meterme en tu cama.
Ser tú día, las veinticuatro horas enteras,
tendidos en nuestro lecho, abrazándome a tu
cuerpo, enredarme en tu pelo, jugar con tus
canas, dormir y despertar nuevamente, besar
tus labios y luego arrullarte en mi pecho.
Estar en tu mente, introducirme en ella
con melodiosos susurros, recitarte poemas
y versos y plasmar en ellos el inmenso
amor. Que por ti siento.
Quisiera ser los glóbulos y la plasma
que recorre tus venas, ser la sangre
que circula, poro a poro, por tu cuerpo,
en fin fundirme para siempre, vida mía
en tu alma y pensamientos.
Any Vaughan.