El mismo patio de cada día
veo envejecer por mi ventana.
Dando vueltas los hombres
tratando así de olvidar
por aquello que les llevó
a esas cuatro paredes.
Yo sentado en mi catre,
y las luces encendidas,
yo mirando por la ventana,
yo observando por la rejilla.
Carcelero no apagues aún
las luces de estos pasillos,
ven aquí y hablaremos los dos
mientras fumas tu cigarrillo.
El patio que ahí se oscurece
muy pronto será testigo
del final de un mal castigo
por matar a un inocente.
Carcelero´, tú que entiendes
aquello que aquí has vivido,
no te olvides de este preso
que murió sentado en su catre,
viendo el patio envejecido,
mirando las cuatro paredes
y la luz de los pasillos.
Buenas noches, carcelero,
y apaga el farol, si quieres,
pues no confíes tú mañana
en que este preso despierte.
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!