Puedo oler el hedor de la falsa humildad
desde distancias remotas,
puedo captar sin esfuerzo
esos egos reprimidos
luchando en el interior de esos cuerpos
por mostrarse transparentes,
por rebelarse contra esas apariencias
de maravillosa bondad,
contra esas palabras
exageradamente endulzadas,
contra esa estúpida manía
de querer agradar a todos...
Nadie tiene nada
que demostrar a nadie,
aquí y allí la imperfección es patente,
no existen matemáticas cuando habla el corazón,
cuando gritan las entrañas...
Olvídate de cálculos,
no puedes engañarme,
tú también odias y desprecias,
está en tu naturaleza,
en eso que burbujea dentro de ti...
Despierta el volcán,
haz que estalle la esencia,
deja de hacer del acto de vivir
una obra de ficción,
me cansa tener que tratar
con tantos malos actores,
los veo por todas partes,
cada día parecen ser más,
y es que tal vez me equivoque
y actuar sea lo lógico,
la sinceridad no premia...