No me duermas con barbitúricos el alma
Ni me despiertes a la hora que tu quieras
Ni tampoco me hieras en la calma
Ni me cantes con verbos que se mueran,
No me dañes con ausencias sumergidas
En aires que respiras exhalando,
Ni tampoco me acaricies las heridas
Ni siquiera las cuentes cada tanto,
No me calles silencios aturdidos
Ni me aturdas con gritos silenciando,
Ni tampoco me devores en pasillos
Con alfombras de viernes cabalgando,
No me mates la razón y la simpleza
Ni me dispares la gracias concebida,
Ni tampoco te ufanes en mi mesa
Con las sillas calientes y sin vida,
No me mires con ojos de termita
Ni me comas el renglón de una poesía,
Ni tampoco devores las mezquitas
Ni a los santos sudarios que te miran,
No me cuelgues del mapa inexistente
Ni me quites el cinturón imaginario,
Ni tampoco le digas a tu absorvente
Que tu cuerpo es placer del mercenario,
No me puebles de ejércitos silentes
Ni de batallas en puestos de combate,
Ni tampoco te atrincheres consecuente
Tras mi esperma si no quieres que te mate!
No te rías de mi mente ignorante
Ni te ufanes de mi amor en tus mochilas,
Ni tampoco te alejes un instante
Ni me dejes correr en tus mejillas,
No me llames al teléfono del olvido
Ni me mandes el fax con emisarios,
Ni tampoco te deleites con mis mimos
Ellos saben donde esta el destinatario,
No me obligues a encerrarme nuevamente
Ni te escondas entre rimel de cenizas,
Ni tampoco acaricies al donante
De mis lágrimas que al tacto, son de tiza,
No me llores salteando mi obituario
Ni mis exequias regales al enemigo,
Ni tampoco ofrezcas talonarios
con números que sean repetidos,
no me alcances todo el universo
ni estrelles un lucero apagado,
ni tampoco entiendas estos versos
ni pretendas saber que te he amado!