- Son 28

Hoy, mi lugar nuevo no conocía latitud ni longitud

(ninguna coordenada iba a acercarse),

sino que se encontraba paradójicamente

en el tiempo, como si memorizara el día de hoy

y posteriormente a mi regreso cercano

o distante seguirá estando ahí

sin que se vea igual

a como lo conocí y conozco.

Ese nuevo lugar tenía sonrisas

que me acompañaron cuando aún

no sabía de vocabularios ni aproximaciones,

cuando solo mi latido era acompañante fiel

sin censura en su vibrar rítmico y vital;

hoy hubieron sonrisas que conozco

en sus propios latidos y mis recuerdos mil.

Hoy encontré recuerdos antiguos en mi lugar nuevo

(o actualizado, si me fuera por otra rama)

pero formé recuerdos nuevos para el onomástico

y día común postrer.

Mis recuerdos antiguos me llevaron

a otros lugares que se habían quedado

encerrados en las paredes y pisos

que cambiaron de color, humedecieron,

fueros ensuciados y limpiados

en un hartazgo inconsumible,

se quebraron microscópicamente

en pisadas de familiares, amigos

y desconocidos; supieron también

esos pisos y esas paredes, de muerte,

de nacimientos, de otros cumpleaños,

de hechizos estáticos que nadie revelaba.

Conocí un lugar nuevo

que tantas veces incómodo, fue también

mi patria, a la que fui destinada a cuidar

porque viví por mi sueños

y para ellos aún a la distancia.

Y hay amor, y hay abrazos de familia.