Suavemente te apoyas en mí, desecha,
miré tus ojos negros una vez más
al tiempo de preguntarte ¿me amas?
Nada contestas, pero siento tu endecha.
Clavas tus ojos, en mi dolido pecho,
en dolor es más tierna tu dulzura,
a corazones amor aún hoy dura
atraigo en mí tu rostro, casi desecho.
Lluvia de llanto regó nuestros rostros,
vemos el muro que hay entre nosotros,
la hora se impacienta en la despedida,
el abrazo nuestro ya es tiempo perdido,
el dolor del adiós da su alarido.
Quédate amor, que el mañana decida.
Autor: Alcibíades Noceda Medina