Las veces que escucho nombrándome,
imagino que mi tiempo en las flores
sufren. Tú niña no sabes de desamores,
es la razón que sigues amándome.
Aplasta la confabulada mentira.
¿El engaño, este amor sustentaría?
Mi lealtad es vana en postrimería,
al alba hay flores, arpa y una lira.
Apenada me bañas con la mirada,
aún no quieres romper tu ligadura,
en tu mirada hay tristeza y dulzura,
es real ésta escena reiterada.
Así como antes en amor, me abrazas,
yo te doy calor de todas mis brasas.
Autor: Alcibíades Noceda Medina