A ti me entrego como tu pricionera,
prisionera de tus besos,
de tu lujuría, de tu belleza,
que me haces disfrutar cada verso, cada letra,
es que tu me dibujas con tus manos,
y te mezclas con mi sudor,
y me entrego a tu deseo ardiente,
a ese que apasionas y lo tienes en mente,
me entrego a tus bajos instintos,
que quiero ver tu cuerpo perfumado,
con el mío, calienta mi hoguera,
que me haz hecho tu amante eterna,
quiero ver tus piernas que rodeen mis piernas,
y sentir tu suave y turgente sexo invadiendo pòr mis venas, que ya siento el aroma,
de tu pecho y la agonía de mis trémulas piernas,
que deseosas estan que las hagas de fuego ya,
que tu boca me muerda y me saques todas las penas existentes en este mundo gris lleno de tristeza, que quiero que poseas y que vuelques,
tu nectar en mis secretos más profundos,
con tu anciada lengua,
que te vengas y me provoques que ya tiemblan mis manos por tocarte, que mi cuerpo pide a gritos que lo poseas, apresúrate que no aguanto más tanta cordura, que mi aliento desea saborear tu ardiente lengua de fuego y sumergirme en tu mar,
lleno de espuma y de néctar,
eres tan dulce y tan apasionado,
que haz logrado,
tenerme enterita y a tulado,
que no aguanto más tanta amargura,
tanto fracazos eres tu el que hace explotar,
de un simbronazo recuestate en mi espalda,
y súdame tus caricias, que me saben al dulce incienso de tu inocencia,
arrebatame mis pechos y mimalos,
como un niño que desea su merienda,
corre mis ropas y dame lo que tu deseas,
que me erotizas solo con pensarte,
ya te tengo dentro mío,
como un sueño imposible,
como la luz de tus veredas,
hazme tuya nuevamente y veráz que mis deseos se conjugan con tus deseos como las enredaderas en el día de la primavera.